Aumentan los controles y las campañas, pero muchas familias aún ignoran la ley y los riesgos
En Armenia, cada año fallecen en promedio 15 niños menores de 12 años en accidentes de tránsito y otros 426 sufren lesiones de distinta gravedad, según datos oficiales. Aunque el uso del sistema de retención infantil —conocido como carseat o silla de coche— es obligatorio desde 2019, su implementación sigue siendo limitada, especialmente durante el verano, cuando más familias viajan en auto.
Durante las vacaciones, se repiten en grupos de Facebook las preguntas de padres sobre si pueden cruzar la frontera sin silla de coche y si los controles son estrictos. “Yo pasé y no me dijeron nada”, responden algunos, lo que alienta a otros a seguir ignorando la norma.
La ley es clara. Según la decisión N° 439-N del Gobierno de Armenia, los niños menores de 7 años deben viajar con sistemas de retención infantil adecuados a su edad y peso, mientras que los de entre 7 y 12 años pueden usar cinturón de seguridad, salvo si van en el asiento delantero, donde sigue siendo obligatorio la silla de coche.
La sanción por incumplir la norma es de 5.000 dram, según el Código de Infracciones Administrativas. En 2024 se registraron 5.451 infracciones y en solo seis meses de 2025, la cifra ya alcanzó los 5.652 casos.

El testimonio que sacudió conciencias: “Mi hijo murió por no usar una silla de coche”
Tatév Sekoyan tenía una csilla de coche rseat, pero lo había dejado en casa. Pensó que solo lo usaría en viajes largos. En abril de 2018, su hijo de un año murió en un choque. “Recuerdo que en el momento del accidente lo llevaba en brazos. Luego desperté en el hospital. A mi hijo no lo volví a ver”, relató en una entrevista.
Tatév lanzó en redes la etiqueta #carseatgiveschance, que se volvió viral. Decenas de usuarios comenzaron a compartir experiencias, alertas y recomendaciones. Incluso el entonces ministro de Salud, Arsen Torosyan, se sumó a la campaña y lanzó una plataforma para donar sillas de coches entre familias.
Sin embargo, siete años después, Tatév cuenta que sigue enfrentando obstáculos. Las apps de taxis rara vez ofrecen coches con carseat, y cuando lo hacen, hay que esperar horas. “Llevo mi propia silla de coche a todos lados. Mi hija Adele, de seis años, nunca viajó sin él. A veces los conductores no entienden por qué lo hago. Les explico. Cuando no quieren escuchar, les digo que mi primer hijo murió porque no usó uno. Nadie vuelve a discutir”, dice.
Una vida puede depender de una decisión de segundos
La Organización Mundial de la Salud, junto con la Federación Internacional del Automóvil, publicó en 2023 un manual sobre transporte infantil seguro. Según el estudio, usar silla de coche o boosters puede reducir a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente.
Los datos son contundentes. Entre 2020 y 2024 se registró al menos un accidente diario con niños involucrados. Sin embargo, la percepción de invulnerabilidad persiste. Muchos padres siguen creyendo que “eso no les pasará a ellos”.
La ley está, pero falta conciencia social
El aumento de infracciones demuestra que las autoridades están más atentas, pero la prevención aún depende del compromiso personal. “Los números no cambian sin educación. No alcanza con multar. Hay que entender que una silla de coche no es una opción, es un salvavidas”, dijo un vocero de la Patrulla de Tránsito a Civic.am.
En cada tragedia, hay una historia que pudo haberse evitado. “Yo pensé que el viaje era corto. Pensé que estaba en mis brazos. Pensé que nada podía pasar”, repiten los padres. Pero pasa. Y cada año, al menos 15 niños pierden la vida en las rutas de Armenia.
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