El arzobispo Ezras (Nersisyan), jefe de la diócesis de Rusia y del Nuevo Najicheván de la Iglesia Apostólica Armenia y hermano del Catolicós de Todos los Armenios, Karekin II, fue añadido a la base de datos del sitio ucraniano “Mirotvorets”, acusado de “socavar la soberanía e integridad territorial de Ucrania” y de “apoyar públicamente a la Federación Rusa”.
Una acusación de propaganda pro-Kremlin
El portal “Mirotvorets”, creado en 2014 para identificar a quienes considera una amenaza para la seguridad nacional de Ucrania, señala que Ezras Nersisyan ha sido un “difusor activo del discurso pro-ruso dentro de la comunidad armenia”.
Según medios locales, el arzobispo ha equiparado en sus sermones la “defensa de la Patria” con la participación en la guerra rusa contra Ucrania. En varios actos oficiales junto a Vladimir Putin, Ezras evitó condenar la agresión rusa, replicando narrativas sobre “la lucha contra el nazismo” y la “protección de los valores tradicionales”.

El vínculo entre Ezras y Samvel Karapetyan
El arzobispo mantiene estrechos lazos con el empresario Samvel Karapetyan, líder del Grupo Tashir, uno de los hombres más influyentes de la diáspora rusa. Según fuentes ucranianas, ambos han promovido una red de propaganda religiosa y mediática alineada con el Kremlin, usando canales como Sputnik Armenia y redes de Telegram vinculadas a la inteligencia rusa.
Su colaboración no se limita al discurso. De acuerdo con información de los servicios de inteligencia ucranianos, el batallón Arbat, integrado por ex prisioneros rusos, refugiados de Nagorno Karabaj y ciudadanos armenios reclutados bajo falsas promesas económicas, fue despedido en una ceremonia celebrada en la Iglesia Armenia de Moscú.
En el evento, con banderas y cánticos religiosos, Ezras bendijo a los combatientes antes de su partida al frente ucraniano. Entre los asistentes, se encontraba el propio Karapetyan, acompañado por miembros del clero y figuras de la diáspora.
La guerra también se libra en el terreno simbólico
La articulación entre empresarios, religiosos y estructuras militares evidencia que la guerra rusa en Ucrania trasciende el campo de batalla. En ese contexto, Ezras Nersisyan cumple un papel clave como legitimador moral y espiritual de la intervención rusa.
Su discurso busca asociar la fidelidad religiosa con la lealtad geopolítica, mientras difunde tesis conspirativas sobre Occidente. Entre ellas, la supuesta “traición de Nikol Pashinyan” al Kremlin y la idea de que EE.UU. planea usar Armenia como plataforma militar.
Estas narrativas, reproducidas por medios prorrusos, buscan alimentar la desconfianza hacia el giro occidental del actual gobierno armenio y consolidar una identidad religiosa subordinada a Moscú.
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