El gobierno de Armenia enfrenta un preocupante éxodo de talentos, según datos oficiales de la Comisión de Educación Superior y Ciencia. De los 460 ciudadanos armenios que recibieron becas para estudiar en el extranjero a través de las fundaciones «Luys» y «Mi Paso», 333 no regresaron al país.
Este fenómeno ha reabierto el debate sobre la fuga de cerebros en Armenia y la necesidad de crear incentivos efectivos para que los profesionales formados en el extranjero elijan contribuir al desarrollo del país.
El impacto de la emigración estudiantil
Entre 2018 y 2021, la Fundación Luys financió la educación en el extranjero de 378 estudiantes armenios, de los cuales solo 77 volvieron al país. En el caso de la Fundación Mi Paso, 82 estudiantes recibieron apoyo financiero, y 50 de ellos retornaron.

El primer ministro Nikol Pashinyan expresó su preocupación al respecto:
«Resulta que con la financiación de la educación hemos financiado la emigración», afirmó, subrayando que apenas el 20% de los becarios de Luys y el 40% de los de Mi Paso regresaron a Armenia.
Para contrarrestar esta tendencia, el gobierno armenio ha aprobado un nuevo sistema de becas dirigido a empleados de empresas nacionales, con el objetivo de que estos adquieran educación en el extranjero y apliquen sus conocimientos en Armenia.
Sin embargo, aún quedan desafíos pendientes, como la falta de información sobre cuántos becarios en edad de servicio militar obligatorio han optado por no regresar.
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