La historia de Armenia en la cartografía medieval no se entiende sin la contribución de la escuela de cartografía medieval islámica, que heredó el saber greco-romano y siríaco, y lo enriqueció con mediciones, rutas y observaciones propias. Desde el Bagdad abbasí del siglo IX, epicentro del llamado movimiento de traducciones, hasta la monumental obra del geógrafo al-Idrisi en el siglo XII, el territorio armenio fue representado de manera sistemática y reconocible.
En tiempos del califa al-Mamún (813–833), los astrónomos y geógrafos revisaron las coordenadas de Ptolomeo y elaboraron una “carta precisa del mundo” basada en cálculos astronómicos y mediciones de meridianos. Aunque el mapa original se perdió, su método sentó las bases de la cartografía científica islámica. Entre sus continuadores destaca Muhammad al-Idrisi, quien en 1154 completó en la corte normanda de Roger II en Sicilia la famosa Tabula Rogeriana, una obra que combina mapas y descripciones detalladas de cada región.
Armenia: Gran y Pequeña en la visión de al-Idrisi
En su atlas, al-Idrisi conserva la división clásica en Gran Armenia y Pequeña Armenia, heredada de autores como Estrabón y Ptolomeo, pero adaptada a la realidad política y geográfica del siglo XII. Ciudades clave como Kalikala (hoy Erzurum) aparecen como nodos estratégicos en rutas comerciales que conectaban el Cáucaso, Anatolia y el Mar Negro.
El geógrafo árabe no se limita a dibujar líneas: registra distancias, días de viaje y características económicas, convirtiendo a Armenia en una de las regiones mejor documentadas de la época.

Un espacio estable en la geografía medieval
Los testimonios de al-Idrisi se complementan con los de otros geógrafos como Ibn Jurdadbih, al-Istajri, Abu-l-Fida y Yaqut al-Hamawi, quienes en sus “libros de caminos y reinos” incluyeron a Armenia como una unidad geográfica con fronteras, rutas y centros urbanos bien definidos.
La historiografía moderna coincide en que, lejos de omitirla, la cartografía islámica medieval consolidó la imagen de Armenia como una región estable y estratégica, uniendo las tradiciones clásicas con observaciones directas de viajeros y funcionarios.
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