Tras la cumbre Trump-Putin en Alaska, el viceprimer ministro ruso Alexei Overchuk anunció que la próxima sesión de la comisión intergubernamental ruso-azerbaiyana para la cooperación se celebrará en Moscú. “Se convocará en Moscú”, subrayó el funcionario, que además coordina el grupo de trabajo sobre el desbloqueo de las comunicaciones en el Cáucaso Sur.
Bakú había considerado “inconveniente” recibir a Overchuk en julio, tras la detención de ciudadanos azerbaiyanos en Ekaterimburgo y un doble asesinato. Sin embargo, la verdadera razón parecía estar en la reunión trilateral en Washington, que derivó en un acuerdo preliminar armenio-azerbaiyano sobre la reapertura de rutas en Syunik.
La ‘Ruta Trump’ y las incógnitas
El llamado proyecto “Ruta Trump” todavía genera dudas sobre su implementación. Overchuk declaró que Rusia “está dispuesta a ayudar a Armenia en el restablecimiento de las comunicaciones si le conviene”, y adelantó que Moscú espera recibir pronto al primer ministro Nikol Pashinyan.
Las conversaciones en Alaska entre Trump y Putin fueron abruptamente interrumpidas el 15 de agosto. Se cancelaron la conferencia de prensa y el desayuno de trabajo, aunque medios internacionales hablaron de un “impresionante éxito” de Putin. Todo indica que hubo un entendimiento sobre Ucrania, aunque sin acuerdo final, lo que deja al Cáucaso Sur en la sombra de esa negociación.

Aliyev y el giro moscovita
Desde Bakú no hay confirmación oficial sobre la cita en Moscú, pero tras la cumbre de Alaska es improbable que Ilham Aliyev repita gestos de desaire hacia Putin. Su aparente “cambio de rumbo” hacia Moscú refleja la nueva dependencia de Bakú del consenso ruso-estadounidense.
Fuentes diplomáticas señalan que la Unión Europea ha quedado relegada de la mediación. En palabras simples: el futuro del acuerdo armenio-azerbaiyano dependerá del entendimiento entre Washington y Moscú, con Turquía e Irán como actores imprescindibles en el tablero regional.
Para Armenia, el escenario es ambiguo. Como advierte el analista Vahram Atanesyan, conviene no dejarse llevar por el “Trump dijo, Trump hará”. El verdadero juego geopolítico parece moverse hoy más cerca del Kremlin que de la Casa Blanca.
Comments