Analistas advierten que sin reciprocidad ni garantías multilaterales, la propuesta estadounidense podría aislar aún más a Ereván
El debate sobre el desbloqueo de las rutas de transporte regionales ha vuelto a encenderse en Armenia tras las recientes declaraciones del primer ministro Nikol Pashinyan y la propuesta estadounidense para establecer una conexión terrestre entre Azerbaiyán y Najicheván a través de Syunik, bajo la administración de una empresa privada extranjera.
Aunque el gobierno insiste en que el proyecto se encuadra dentro de la iniciativa “Encrucijada de la Paz” y que se respetarán los principios de soberanía, jurisdicción, integridad territorial y reciprocidad, voces de la oposición y analistas advierten que, si no se garantiza un levantamiento total del bloqueo sobre Armenia, el proyecto solo consolidaría los intereses estratégicos de Azerbaiyán y Turquía.
“Si no recibimos garantías de desbloqueo total, toda esta discusión carece de sentido”, afirmó el analista político Areg Kochinyan en una entrevista con la televisión pública. “El mensaje debe haber sido transmitido claramente a nuestros vecinos y a nuestros socios internacionales: o se desbloquea toda la región, o el aislamiento de Armenia se profundizará.”
Una ruta, múltiples riesgos
Desde el final de la guerra de 2020, Bakú exige un corredor extraterritorial que conecte sus regiones con Najicheván atravesando territorio armenio. Aunque el gobierno de Ereván ha rechazado esa fórmula, la nueva propuesta estadounidense —que implica concesionar la infraestructura a una corporación privada— ha generado alarma en sectores políticos y civiles por la falta de reciprocidad y claridad jurídica.
Durante su última conferencia de prensa, Pashinyan evitó confirmar si se abrirán simultáneamente otras rutas de transporte, limitándose a remarcar que el proyecto atraerá inversiones significativas. “La reciprocidad es compleja porque Azerbaiyán ya tiene su ferrocarril, pero nosotros no tenemos uno operativo”, reconoció el primer ministro, sin detallar compromisos específicos de los otros países involucrados.
Desde la oposición, la diputada Anna Grigoryan, del bloque Hayastan, aseguró que la propuesta de Estados Unidos no busca acabar con el aislamiento regional de Armenia, sino simplemente “satisfacer las demandas de Bakú y Ankara”.

Empresa extranjera, territorio armenio
Según Kochinyan, la propuesta estadounidense implicaría la cesión de derechos operativos —no de propiedad— a una empresa privada, que sería responsable de construir, mantener y gestionar la infraestructura. “Esto se parecería a una obligación contractual, no a una entrega de soberanía”, aclaró el analista.
El esquema propuesto contempla también que las fuerzas de seguridad, la aduana y el control migratorio permanezcan bajo jurisdicción armenia. “Si una empresa de seguridad local o extranjera actúa bajo normas armenias, no hay nada intrínsecamente peligroso en ello”, aseguró.
Para Kochinyan, el modelo estadounidense es preferible al ruso. Recordó que la propuesta de Moscú tras el acuerdo trilateral de noviembre de 2020 incluía la presencia armada del FSB cada 100 metros a lo largo del “corredor”, lo que habría violado directamente la soberanía armenia.
“La ruta propuesta por Rusia era una copia del Corredor Lachin, pero sin las garantías que Armenia merece. Con el éxodo de los armenios de Artsaj, ese modelo ha perdido legitimidad”, sostuvo.
Una apuesta por el todo o nada
Desde Ereván, el argumento central que gana fuerza es que un único camino que favorezca a Azerbaiyán sin desbloquear todas las rutas equivaldría a una nueva forma de encierro económico para Armenia. El “Corredor de Zangezur”, bajo cualquier fórmula, no puede desvincularse de la apertura plena de fronteras con Turquía y Azerbaiyán, subrayan los críticos.
“Si este camino no conduce automáticamente a la apertura de todas las demás rutas, entonces toda la conversación es irrelevante para Armenia. En tales circunstancias, el bloqueo solo se profundizará”, concluyó Kochinyan.
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