SoyArmenio Los miembros de la Asociaciones y Sindicatos Turcos de Colonia celebraron una conferencia de prensa en la anunciaron juntarán firmas para pedirle al gobierno local que prohíba el monumento recordatorio al genocidio armenio.
En la rueda de prensa, el portavoz de la iniciativa, Reyhan Gundoghmus, manifestó que continúan oponiéndose a las actividades de esa iniciativa y a la instalación del monumento conmemorativo del Genocidio Armenio, para lo cual iniciaron la recolección de firmas.
Gundoghmush recordó que el 23 de junio de 2023 el Tribunal de Distrito de Colonia rechazó la solicitud de la iniciativa antes mencionada de no desmantelar el monumento. Y recordó que el municipio de Colonia también tiene un acuerdo de amistad con el Municipio Metropolitano de Estambul.
El presidente de la Asociación de Pensamiento Kemalista de Colonia (ADD), Ahmet Narince, dijo que están trabajando para dar un paso atrás con la campaña de firmas.
“No cometimos genocidio, defendimos nuestra patria. Los llamados intentos de genocidio son intentos puramente políticos de presionar a nuestro país en el ámbito internacional. Lucharemos contra estas mentiras e intentos hasta el final”.
Como informara SoyArmenio, el monumento fue instalado por primera vez por la iniciativa «Recordar el Genocidio» en la ciudad de Colonia el 15 de abril de 2018 sin el permiso de las autoridades de la ciudad, seguido de su desmantelamiento el 19 de abril.
Cada año, a pesar de la falta de permiso y la posible decisión de desmantelar, la iniciativa mencionada reinstala el monumento en vísperas del Día Conmemorativo del Genocidio Armenio, el 24 de abril.
El genocidio armenio
También llamado Mec Yełeṙn o «Gran Crimen», fue la deportación forzosa y exterminio de aproximadamente un millón y medio de personas por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano, desde 1915 hasta 1923.
Se caracterizó por su brutalidad en las masacres y la utilización de marchas forzadas con las deportaciones en condiciones extremas, que generalmente llevaba a la muerte a muchos de los deportados.
Otros grupos étnicos también fueron masacrados por el Imperio otomano durante este período, entre ellos los asirios, los griegos pónticos y los serbios.
La fecha del comienzo del genocidio se conmemora el 24 de abril de 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Estambul; en los días siguientes, la cifra de detenidos ascendió a 600. Posteriormente, una orden del gobierno central estipuló la deportación de toda la población armenia, sin posibilidad de cargar los medios para la subsistencia, y su marcha forzada por cientos de kilómetros, atravesando zonas desérticas, en las que la mayor parte de los deportados pereció víctima del hambre, la sed y las privaciones, a la vez que los sobrevivientes eran robados y violados por los gendarmes que debían protegerlos, a menudo en combinación con bandas de asesinos y bandoleros.
Aunque la República de Turquía, sucesora del Imperio otomano, no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieron, no admite que se trató de un genocidio, arguyendo que las muertes no fueron el resultado de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de esta tesis, casi todos los estudiosos —incluso algunos turcos— opinan que los hechos encajan en la definición actual de genocidio.
Se lo considera por lo general el primer genocidio moderno; de hecho, es el segundo caso de genocidio más estudiado, después del Holocausto.
El primero en reconocer el genocidio de los armenios en el Imperio Otomano fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y casi todos los estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
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