Semana difícil con trompetas de guerra entre Irán y Azerbaiyán. A las tensiones derivadas de desacuerdos estratégicos y acusaciones mutuas, un ataque de un solo hombre a la embajada de Azerbaiyán en Teherán desencadenó la mas grave crisis política de los ultimos años.
Mientras Bakú retiraba a su cuerpo diplomático de Irán y acusaba a ese gobierno de patrocinar el terrorismo, Teherán se defendía pidiendo una investigación conjunta con la certeza de que era una mera venganza personal.
Pero Bakú se enojó aun mas y comenzaron en Azerbaiyán una serie de arrestos a periodistas y clérigos pro iraníes, alertando a los ciudadanos que no viajen a Irán.
Luego, comenzaron a aparecer mensajes en las redes sociales que la situación, si desencadenaba en una guerra sería beneficiosa para Armenia, ya que debilitaría a un país que amenaza con invadirlos.
Nada mas lejos de la realidad.
Siempre existió una leve tensión en las relaciones entre los países vecinos a lo largo de los años y, desde un punto de vista histórico, esto no es una coincidencia. Todo el mundo sabe que en Irán viven más azerbaiyanos que en el mismo Azerbaiyán. Este factor siempre pende sobre Teherán.
Luego, en la primera guerra de Karabaj muchos medios azerbaiyanos acusaron a Irán de mantenerse neutral. pero eso cambió en la guerra de 2020 y las relaciones entraron en una etapa más tensa: Irán comenzó abiertamente a defender a Armenia y declaró que no permitirá cambios en las fronteras de la región, a pesar de no molestarse en ello durante los años de ocupación armenia de los 7 distritos azerbaiyanos en Karabaj.
Se habla mucho en Azerbaiyán de que durante los años de ocupación, una ruta de tráfico de drogas bien coordinada operaba sobre la frontera iraní y Karabaj fuera de la ley local e internacional. También hubo denuncias de que las fuerzas armadas iraníes interfirieron activamente con las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán mientras avanzaban por las orillas del río Araks durante la guerra de 44 días. Pero el hecho es que tales informes no se publican oficialmente y son difíciles de verificar. Todo esto pesa mucho en las relaciones bilaterales entre los países.
Podemos agregar a esto la apertura de un consulado iraní en Syunik, justo donde por donde Azerbaiyán quiere construir su corredor Zangezur, una ruta extraterritorial que atravesaría Armenia sin pagar aduana para darle a Turquía y Azerbaiyán una conexión terrestre gratis atravesando Najichevan.
Hoy, esos dos países pagan para comunicarse, ya que lo hacen a través de las rutas iraníes.
Por supuesto, es difícil imaginar que las relaciones de Irán con Azerbaiyán se deterioren tanto que los países comiencen a pelear entre sí. Pero es real que en la sociedad azerbaiyana existe la suposición alegre de que en la lucha entre Occidente o Israel contra Irán, Azerbaiyán ganaría sacándole dos provincias del norte a las que considera el territorio histórico del «Azerbaiyán del Norte».
Mas allá de esas elucubraciones, lo real es que para Armenia sería un completo desastre un enfrentamiento entre Irán y Azerbaiyán.

Ni un solo conflicto puede tener un resultado inequívoco. Imaginemos que las relaciones entre Irán y Azerbaiyán se deterioran hasta una escalada militar, y Azerbaiyán ya no pueda pasar a Najichevan o Turquía a través de Irán ¿No se volvería urgente para Azerbaiyán comunicarse terrestre con Najichevan a través del territorio de Armenia?
Además, una nueva guerra en la región significa la aparición de nuevos refugiados. Armenia debería así aceptar refugiados de las provincias del norte de Irán de habla azerbaiyana, a quienes Azerbaiyán está tratando de usar contra Irán.
Así, el agravamiento de las relaciones entre Irán y Azerbaiyán tras el estado de emergencia en la Embajada de Azerbaiyán en Irán y el ataque con drones a la instalación en Isfahan, debería ser considerado un capítulo más de la guerra híbrida que viene librado entre los países occidente contra Irán desde hace décadas.