Para la analista Naira Hayrumyan, el reciente reconocimiento del genocidio armenio por el presidente de EE.UU es una clara declaración a Rusia que no remplazará la voz armenia en la región y que no permitirá que con Turquía aíslen a Irán.
Biden cierra las puertas a Putin en Artsaj
A diferencia de quienes sostienen el concepto primitivo y ya moribundo de “Rusia es salvador, Turquía enemigo” y justifican la política de Rusia a un nivel más intelectual; la tesis es que Turquía, respaldada por Estados Unidos y sus aliados, lanzaron una agresión contra Armenia y Rusia, y que Armenia, incapaz de contener la misma, se vio obligada a hacer ciertas concesiones a los turcos.
Incluso si no tenemos en cuenta las confesiones de Lavrov, Shoigu, Medvedev y otros altos funcionarios rusos desde Putin, según las cuales el plan de Lavrov se implementó conjuntamente con los turcos; buscando la derrota predeterminada de Armenia, ya que era la única condición para que pudieran estacionar tropas rusas en Artsaj. Si aceptamos esa hipótesis como correcta, después de que Biden reconociera el genocidio armenio se creó pues una situación completamente diferente, tanto política como propagandística.
Además, la situación se vuelve más concreta tras que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia, el Católicos de Todos los Armenios y el parlamento de Artsaj vincularan el tema de Artsaj al del Genocidio Armenio en sus declaraciones.
Este es un hito tardío pero políticamente importante en la realización de los derechos y demandas de los armenios; y se supone que la política armenia promoverá enérgicamente esta tesis.
La patética respuesta del Kremlin al reconocimiento de Biden muestra que Moscú quedó confundido. La decisión de Biden privó a Moscú de un importante “argumento” relacionado con la “conspiración” de Occidente. Y el intento político ruso de sacar a Turquía de “Occidente” se vuelve doblemente ridículo en este caso.
Resulta que Rusia podía cooperar directamente con Occidente, al menos con el Grupo de Minsk que era la única plataforma internacional donde Moscú estaba en pie de igualdad con Estados Unidos y Francia. Pero prefirió la amistad turca.
La decisión de Biden “cierra” la puerta a Putin en Artsaj, dejando toda la responsabilidad a Rusia: tira a a Moscú toda la responsabilidad por el fracaso de la política antiarmenia en el sur del Cáucaso.
Estados Unidos cuestionó a Moscú sobre el papel de Turquía en la declaración trilateral. Moscú justificó los acuerdos con los turcos y los turcos instaron a los estadounidenses a no obstaculizar el “establecimiento de un nuevo orden en el sur del Cáucaso”. Y el nuevo orden es el lanzamiento ampliado del plan de Lavrov para dividir a Armenia y destruir su soberanía.
Estados Unidos recientemente señaló de donde proviene el peligro al querer preservar la integridad y la soberanía de Armenia. Y si el problema de la “política forzada” de Rusia era Turquía, ahora es el momento de la sincerarse.
El giro de la política estadounidense en Karabaj
En la Prensa mundial se discute el cambio de paradigma de la política de los Estados Unidos en la región; después del reconocimiento de Biden del Genocidio armenio. Varios expertos dicen que “Estados Unidos está regresando”.
Los periódicos israelíes señalan que el golpe de Estados Unidos fue infligido a Turquía en un momento en que existe la posibilidad de resolver las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Israel no está contento, pero no descarta que Armenia pueda convertirse en un “enlace” entre Estados Unidos e Irán.
Turquía está tomando medidas para acercarse a Israel y los países Árabes, y Rusia se apresura a tomar el “lugar de Armenia en Armenia” en este juego.
Rusia está tratando de establecer su voz en la región de Syunik de Armenia para controlar la frontera armenio-iraní, el “corredor turco” y las posibles acciones de los Estados Unidos.
En este contexto, es notable que la UEE está acelerando el proceso de creación de un mercado común de gas para que Irán de repente no tome el lugar de Rusia.
El presidente francés Macron llamó al presidente ruso Vladimir Putin y discutió una serie de temas, incluido Karabaj.
Los presidentes “expresaron su disposición mutua a coordinar varios aspectos de la solución del conflicto de Nagorno-Karabaj, incluso a través del grupo de Minsk de la OSCE”.
Se anunciaron algunas iniciativas que pronto se darán a conocer. ¿Estas iniciativas están dirigidas contra los Estados Unidos o Macron y Biden están luchando juntos contra el tándem ruso-turco?
Armenia tiene una gran selección que debe hacer con los ojos abiertos.
El 24 de Abril trazó un nuevo círculo de amigos: el reconocimiento de Biden del genocidio, las visitas de la delegación encabezada por el presidente del Senado francés a Armenia, los Ministros de Grecia, Chipre, Líbano, Uruguay, Lituania, representantes de las estructuras de América central, y todo esto en el contexto del silencio de Rusia.
La cancillería de Armenia señala que las negociaciones solo pueden estar en el formato de copresidencia del grupo de Minsk de la OSCE. Y expresaron una posición muy clara del gobierno en relación con el corredor de Megrin.
“No hay duda de que Rusia jugó un papel importante en el fin de la guerra, sin embargo, a pesar del hecho de que la guerra se detuvo con acciones claras, vemos que hay muchos problemas importantes que deben resolverse, incluidos los problemas del estado de Artsaj y las personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
Por lo tanto, hay una serie de temas que aún permanecen en la agenda de los Estados Unidos y otros países copresidentes del grupo de Minsk de la OSCE”.
El director del ANCA, Aram Ambarian, cree que el reconocimiento del genocidio por Biden es un giro de la política estadounidense en la región.
En declaraciones al Servicio Ruso de la BBC, dijo que hasta ahora, la administración de los Estados Unidos intentaba no interferir en el conflicto de Nagorno-Karabaj, “pero ahora pasó a una confrontación abierta con Turquía. Estados Unidos en la región se está convirtiendo en un jugador de pleno derecho y extenderá su influencia no solo a los kurdos sirios, sino también a los territorios en disputa de Karabaj”, piensa Ambaryan.