Es ya obvio que Rusia quiere escarpar del boicot internacional abriéndose paso a Turquía por Armenia con la ayuda de Azerbaiyán, opina Klaus Hazarian.
En la reunión de la CEI celebrada en Astana, se votó un proyecto de Rusia para otorgar el estatus de observador de la CEI a la OTSC, dejando así entrar a Azerbaiyán como observador de una organización aliada de su enemigo, Armenia.
Claramente Azerbaiyán esta ahora donde debe estar. No hay que olvidar que los países miembros de la OTSC felicitaron a Bakú por la «victoria histórica» contra su propio aliado armenio en la reunión celebrada después del 9 de noviembre de 2020. Al mismo tiempo, la OTSC es la organización que rechazó repetidamente las solicitudes de Armenia durante las operaciones militares y en relación con las invasiones de Bakú después del 9 de noviembre, recibió reproches por molestar lo por un tema de «disputa fronteriza».
Ahora, el estatus de observador de Bakú elimina este «obstáculo» y le brinda información militar clasificadas sobre Armenia de manera «legal». No hay que olvidar que después de la invasión a territorios soberanos armenios del martes 13 septiembre por Azerbaiyán, Armenia pidió asistencia militar a Rusia y a la OTSC, que fue denegada. En su lugar enviaron dos misiones de «observación» a cargo de su Secretario General, que recopiló datos, visitó puestos de combates y se reunió con la plana mayor militar, recopilando datos para una futura «recomendación».
Así, la OTSC juntó de forma legal la inteligencia de posibles ubicaciones futuras y el posicionamiento y armamento de las fuerzas armenias que recopiló el enviado ruso. Información que podría ahora acceder Bakú como observador de la OTSC.
La OTSC resultó a la larga ser una señal conveniente para que Rusia implemente sus arreglos geopolíticos contra Armenia. Especialmente después de los intentos de Occidente de aumentar su participación en el sur del Cáucaso. La Federación de Rusia opone su estructura «internacional» – de la que es miembro Armenia y a la que se postuló Armenia – a las estructuras internacionales. Esto se vio en el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando discutían sobre el tema planteado por Francia en relación con la agresión de septiembre. Rusia esgrimió un simple argumento: los enfrentamientos se están dando en «territorios en disputa», además, son sujeto a resolución con la participación de la organización «internacional» OTSC, de la que es miembro de Armenia. Si Armenia misma solicitó ayuda a la OTSC, permítanos terminar nuestros esfuerzos de pacificación. Resolveremos esta «disputa territorial» mediante la delimitación de fronteras, bajo los auspicios de Rusia.
Después de que Rusia entregara el corredor de Berdzor a Azerbaiyán, abandonando su defensa, se sacó la careta y Armenia vio el rostro de la política rusa; la alianza con el panturquismo. Pero necesita una máscara para un mundo que hoy lo considera invasor tras lo de Ucrania, y esa es la de la OTSC. Al mismo tiempo, Moscú necesita esa pantalla en la línea de contacto fronterizo para prevenir o «equilibrar» una posible misión de observación europea.
El 30 de septiembre, en la reunión de jefes de inteligencia de los países de la CEI, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, anunció que la participación de los observadores de la OTSC permitiría «crear condiciones favorables para la implementación de acuerdos entre los líderes de Azerbaiyán, Armenia y Rusia», lo que significaba que la OTSC hará la demarcación de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán.
El hecho de que la demarcación de la frontera se realizará según los acuerdos Moscú-Bakú, y no según Armenia, se entendió hace mucho tiempo, y también lo confirmó Putin con su famosa declaración de «cortar los enclaves en algunos lugares, corrigiéndolos en otros». La declaración de Bakú de que no hay fronteras fijas y las reivindicaciones territoriales se derivan de esos acuerdos.
Nikol Pashinyan también confirmó este hecho en su discurso en la reunión de la CEI de esta semana, cuando hizo una pregunta que cuestionó a la mismísima OTSC:

«¿La OTSC reconoce las fronteras estatales de los países de la CEI de 1991 cuando se establecieron como documentos fundacionales de la CEI?. Esta es una pregunta importante, porque se trata del área de responsabilidad de la OTSC y, déjame decir, de la funcionalidad de la organización misma. Si nos basamos en los comentarios según los cuales no hay fronteras entre los países de la CEI, porque estas fronteras no están demarcadas, significa que la zona de responsabilidad de la OTSC no está determinada, es decir, no existe. Y eso desdibuja la funcionalidad de la OTSC. También es muy importante dar una respuesta clara a la siguiente pregunta: ¿los estados miembros de la CEI reconocen entre ellos las fronteras establecidas en 1991 como documentos fundamentales de la CEI?»
Lo que hizo Rusia esta semana, de darle el estatus de observador a Bakú ampliándole el área de responsabilidad de la OTSC, es en realidad una lavada de manos de Putín, liberándose de obligaciones desagradables para con Armenia y, al mismo tiempo, «legitimando» la ocupación de territorios armenios por parte de Bakú.
¿Qué pasó que Rusia negocia ahora la soberanía de Armenia como si fuera propia? Pasaron dos cosas; la guerra que perdió Armenia en 2020 contra Azerbaiyán al querer defender Artsaj y el boicot internacional contra Rusia por su invasión a Ucrania.
En el primer caso, Armenia tuvo que firmar que dejaba el tema de Artsaj y su disputa con Azerbaiyán en manos de Rusia; y en el segundo, Moscú se encontró que el boicot contra Moscú funcionaba y que necesitaba urgente sacar sus únicos productos al mundo: el gas y el petróleo.
Durante la reunión con Erdogan en el marco de la conferencia Rusia-Asia en Astana, Putin propuso crear un hub de gas en Turquía para suministrar gas a otros países. Dijo que la ruta que pasa por Turquía es la más confiable para transportar gas desde Rusia. Este centro de gas «puede convertirse en una plataforma para la fijación de precios del gas, así como para el suministro a terceros países», dijo.
Estamos hablando del mercado europeo, donde Rusia no puede compensar sus pérdidas en otros mercados. El significado de la propuesta de Putin es el siguiente: el gas llega a Turquía, desde allí ya se vende como gas turco. Así, Putin está tratando de evitar posibles restricciones de precios y embargos sobre el gas ruso. Y «la ruta que pasa por Turquía se convirtió en la más fiable» precisamente por los esfuerzos de Putin y como resultado de los misteriosos accidentes de los gasoductos que conducen a Europa.
Así, Putin intenta entrar en Europa por la puerta trasera turca, con la esperanza de que Europa haga la vista gorda ante esa circunstancia. Bakú también está involucrado en este esquema. Ni Bakú ni Turquía tienen volúmenes adecuados de gas y resulta que no hay un gasoducto que soporte estos volúmenes y vaya directamente de Azerbaiyán a Turquía.
Turquía es ahora la muleta para Rusia, y no solo en términos de energía. Según publicaciones en la prensa mundial, Turquía y Rusia cooperan para eludir las sanciones. En particular, la importación de Turquía desde países europeos y la exportación de Turquía a Rusia aumentaron dramáticamente. Estamos hablando de los productos sobre los que se aplican las sanciones occidentales.
Los obsequios y ofertas extravagantes de Putin a Erdogan, incluso a costa de sacrificar varios de sus propios sectores económicos, están relacionados con las expectativas por cuyo cumplimiento Putin aumenta el peso internacional de Erdogan, nombrándolo como el único conducto en asuntos económicos y políticos. En particular, en el frente ucraniano, Erdogan ya está activo en el trato del trigo y el intercambio de prisioneros, y actualmente está intentando aumentar su peso en los temas energético y alimentario.
De ahí el peso de que en Astana, Erdogan anunciara que «no ve ningún problema con respecto al Corredor Zangezur» y habló sobre la reunión entre él, Pashinyan, Aliyev y el primer ministro húngaro Orban en Praga. Orban es el agente de Putin en Europa y el servidor y beneficiario de sus planes, incluida la elusión de las sanciones.
Erdogan también afirmó que la región de Tracia, en el noroeste de Turquía, podría ser el lugar más adecuado para el nuevo cruce de gas hacia Europa propuesto por Vladimir Putin y aceptado por Erdogan.
Así obtiene sentido que Rusia y Turquía son los que presionan a Armenia para darle a Azerbaiyán un paso por su territorio soberano y la agresión del 13 de septiembre apuntan a esto.
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