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Armenia entre el multibillonario negocios del transponte de carga y Karabaj. Por Klaus Lange Hazarian

Pareciera que finalmente queda al descubierto qué prioridad tienen los países regionales sobre Armenia en los últimos dos años y que se acentuó ante el boicot internacional a Rusia: no les interesa tanto Karabaj como repartir urgente el multibillonario negocios del transponte de carga que desató la guerra de Ucrania y la futura apertura fronteriza de Armenia.

Las declaraciones del primer ministro Pashinyan sobre que reconocería de la integridad territorial de Azerbaiyán en una área de 86,600 kilómetros cuadrados, lo que implica la inclusión de Nagorno-Karabaj en ella, continúan dividiendo a los armenios.

Por más que la frase la repitiera Rusia, Europa y Estados Unidos desde hace años, solo ahora cobró un impulso al aparecer en los titulares de los grandes medios internacionales que auguraban un incipiente acuerdo de negociación entre Armenia y Azerbaiyán.

Mientras para los medios internacionales significaba el probable inicio de un millonario negocio, para los armenios se redujo a una cuestión de honor y soberanía.

Las discusiones en Armenia y en la Diáspora no pasaron de ser insultos. Y los primeros esfuerzos de la oposición parlamentaria, de la Iglesia y de la poderosa diáspora rusa para organizar nuevamente una ola de protestas masivas, pareciera que no dieron como resultado acciones concretas.

Es poco probable que lo hagan. Al final de cuentas, lo único que lograron es que la ciudadanía armenia viera la mano de la embajada rusa en cada mitin opositor. Así como el armenio de calle se distanció de la diáspora al ver cómo ciertos grupos humillaban a sus representantes en EE. UU. o Francia, también abandonó poco a poco la confianza en Rusia y comenzó a sospechar que en cada acción o ataque de Azerbaiyán había un tácito permiso de Moscú para intentar que Armenia se comportara servilmente como en los 30 años.

Pero eso es también un gran trabajo del discurso de Pashinyan. Viene construyendo desde hace dos años, con sus ministros, el mensaje de que el único negociador confiable ante socios que traicionaron. Le resultó en Ereván, no en Stepanakert.

Tras perder la guerra de los 44 días ( por lo que algún día deberá dar más que explicaciones) el primer ministro Nikol Pashinyan se reinventó, no con palabras, sino con hechos. Fue el primero que bajó el listón en Karabaj y dijo que la situación debía se resuelta o lo resolvería otros pises por Armenia. Así, no solo no dimitió a petición de sus opositores políticos y de la presión rusa, sino que “demostró “vendió” a la mayoría de los ciudadanos armenios que era el líder necesario.

El resultado fue que ampliaron su mandato en el poder tras las elecciones parlamentarias anticipadas de junio de 2021, dando inicio a un proceso curioso: mientras la gente y gobierno de Artsaj comenzaba a confiar día a día más en las fuerzas rusas, el discurso de Karabaj en Ereván adquirió un carácter anti-ruso.

Klaus Lange Hazarian opina que en la región les interesa más repartirse el negocio del transponte de carga que desató la guerra que Karabaj
Klaus Lange Hazarian opina que en la región les interesa más repartirse el negocio del transponte de carga que desató la guerra que Karabaj

Mientras los opositores armenios y las organizaciones de la diáspora que representan a la ARF comenzaron a elogiar a los rusos y su plan de quedarse indefinidamente en Nagorno Karabaj, los representantes del partido gobernante Contrato Civil en el gobierno comenzaron a transmitir al público la idea de que “nuestro aliado se alejó de a nosotros” y que la situación de privación político-militar de Armenia era un acuerdo entre Rusia, Turquía y Azerbaiyán para obligar al país a entregar Artsaj sin concesiones y dejar las negociaciones de la soberanía armenia en manos de Moscú.

Mitin tras mitin, y ataque tras ataque de Azerbaiyán con al consecuente inacción rusa, el discurso de que Artsaj era un tema de la gente de Artsaj fue calando en los armenios.

El Primer Ministro armenio declaró repetidamente que su objetivo estratégico era garantizar la coexistencia pacífica de Armenia con un territorio de 29,800 kilómetros cuadrados con sus vecinos. Con falsedad o ignorancia, los opositores a Pashinyan intentaron simplificar la jugada de Pashinyan como una “entrega” de Artsaj, cuando en realidad no hay firma de documento alguno que lo sustente.

Podemos notar como el gobierno armenio viene tratando de encajar ese marco conceptual en cada reunión internacional, pidiendo iniciar un diálogo directo entre Stepanakert y Bakú bajo supervisión internacional y con las garantías adecuadas en la que no estén presente Rusia ni Turquía. 

Para muchos analistas el líder armenio ve realismo político donde otros arengan chauvinismo. Pashinyan intenta sacar del juego a Rusia de la ecuación Karabaj (quien quiere el estatus quo para quedarse como fuerza de paz, brindando cada tanto favores a Bakú ), a Turquía (quien no puede alegar a favor de Rusia por su pertenencia a la OTAN) y poniendo a Occidente en la región a través de una fuerza de paz (obligando a respetar los derechos humanos y culturales de los armenios a Bakú, Ankara y Moscú).

La herramienta de Pashinyan para volver al tema de los derechos de los armenios de Karabaj a sus manos, parece ser efectiva. Por ello en la reciente reunión de Moscú, Aliyev y Putin no hicieron eje sobre las fronteras ni Artsaj, sino en el desbloqueo de las comunicaciones de transporte en la región, principalmente su componente ferroviario.

Y Pashinyan logró que Putin y Aliyev dijeran en público que reconocen la soberanía de Armenia por donde pasaran los futuros corredores de transporte, dejando en manos de Ereván la cobranza aduanera.

Pareciera que finalmente queda al descubierto qué prioridad tienen los países regionales sobre Armenia de los últimos dos años y que se acentuó ante el boicot internacional a Rusia: no les interesa tanto la integridad territorial, la autonomía o la demarcación fronteriza, como repartir urgente el multibillonario negocios del transponte de carga que desató la guerra de Ucrania y la apertura fronteriza de Armenia.

Written by Klaus Lange Hazarian

Director de SoyArmenio. Lic. en Comunicador social. Periodista y amante de la buena cocina ( y a veces de los peores libros)

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