El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reconoció y se jactó del secuestro de un opositor por espías turcos del MİT en Kirguistán y llevado a Turquía sin intervención de las autoridades de ese país.

Disidentes turcos, miembros del Parlamento Europeo y destacados activistas de derechos humanos de todo el mundo condenaron a Ankara por el secuestro del profesor turco-kirguís Orhan Inandi, que fuera raptado por la Organización Nacional de Inteligencia (MİT) de Turquía en Bishkek el 31 de mayo, y traslado a suelo turco sin intervención de las autoridades de Kirguistán en el incidente.
La ex miembro verde del Parlamento Europeo Rebecca Harms; tuiteó que la comunidad internacional y la sociedad civil no podían tolerar este tipo de entregas ilegales, según publica SoyArmenio.
Refiriéndose a la entrega de Inandi a Turquía, Nate Schenkkan de Freedom House; dijo que el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Turquía estaba «involucrado en una campaña abierta, sin complejos y internacional de secuestros».
Según Human Rights Watch (HRW); permitir la entrega de Inandi a Turquía violaría las obligaciones de Kirguistán en virtud de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, que ratificó en 1997.
El grupo también afirmó, basándose en el video de la agencia de noticias estatal Anadolu; que Inandi cubría su cuerpo con ropa para ocultar que había sido expuesto a la tortura.
«Lo más visible es que su brazo derecho esté muy probablemente roto. … Fíjate en su mano derecha, cómo no puede sostenerla… Está hinchada y la piel es más oscura. Una clara señal de tortura», dijo la organización en un tuit.

Un azote antidemocrático llamado Erdogan
Erdogan también confirmó que más de 100 personas fueron secuestradas a Turquía; desde varios países; debido a sus presuntos vínculos con el movimiento Gulen; un grupo basado en la fe inspirado por el predicador islámico Fethullah Gulen.
El movimiento es etiquetado como una organización terrorista por el gobierno turco; y acusado de ser el cerebro de un golpe de Estado fallido en Turquía en julio de 2016. Tanto Gulen como sus seguidores niegan rotundamente cualquier implicación en el fallido golpe de Estado o en cualquier actividad terrorista.
Erdogan ataca a los seguidores del movimiento Gulen desde que lo culparon a él y familiares de corrupción desde diciembre de 2013, e intensificó la represión contra el grupo tras un fallido golpe de Estado en julio de 2016, al quie acusa a Estados Unidos de hacerlo, mientras los opositores dicen que fue un autogolpe.
Según las últimas informaciones facilitadas por las autoridades turcas; 622.646 personas fueron investigadas y 301.932 detenidas; mientras que otras 96.000 fueron encarceladas por presuntos vínculos con el movimiento Gulen desde el fallido golpe de Estado. Actualmente hay 25.467 personas en las cárceles de Turquía que fueron encarceladas por presuntos vínculos con el movimiento Gulen, indican los datos oficiales.
El gobierno del AKP también destituyó a más de 130.000 funcionarios de sus puestos de trabajo; por supuestos vínculos con Gulen tras el intento de golpe de Estado; mientras que decenas de otros tuvieron que huir de Turquía para evitar la represión gubernamental.