El 13 de junio, la Santa Iglesia Apostólica Armenia celebró la memoria del martirio de Santa Hripsime y sus 36 monjas compañeras vírgenes. ¿Porqué fueron martirizadas?

Por la mañana, una procesión de clérigos de la Madre Sede de la Santa Echmiadzin, acompañados por los fieles, se trasladó al Monasterio de Santa Hripsime, tocando los tambores de los estudiantes del Hogar de Niños de Etchmiadzin, llevando las reliquias de Santa Hripsime.
Frente al arco de San Gregorio el Iluminador, el Patriarca de Todos los Armenios, Garegin II, precedió una procesión que fue recibida frente al Monasterio de St. Hripsime por los clérigos del monasterio y muchos peregrinos de diferentes lugares.
La Santa Liturgia se sirvió en el monasterio con motivo de la festividad. El celebrante fue el abad del Monasterio de St. Hripsime, Su Santidad T. Archimandrita Andranik Gevorgyan.
El Santo Padre, refiriéndose al consejo del día, exhortó al pueblo fiel a rezar a Dios por la paz em el país por intercesión de la Santísima Virgen Hripsime.
La leyenda de las Vírgenes de Gaiana
Según la leyenda, Hripsime (Hrip´sime) era una noble doncella que había ingresado a una comunidad de vírgenes consagradas que se había establecido en la ciudad de Roma y que presidía la doncella Gaiana. Cuando el emperador Diocleciano decidió tomar esposa, contrató a un pintor para que recorrira Roma y pintara el retrato de todas las doncellas más hermosas para elegir entre ella.
En cuanto Diocleciano examinó las pinturas eligió a Hripsime pero ella rehusó contraer nupcias con Diocleciano. Entonces Gaiana, acongojada por las represalias que pudiera tomar el desdeñado emperador, convocó a todas sus pupilas y las sacó de Roma para abordar una nave que iba a partir con destino a Alejandría.
Después de viajar por meses, finalmente llegaron a las cercanías de Vagharshapat en Armenia, donde, se dice, encontraron un antiguo edificio de una prensa de vino abandonada y se establecieron allí y se ganaron la vida tejiendo en los telares.
No pasó mucho tiempo sin que la extraordinaria belleza de Hripsime llamase la atención, y tanto fue así que los rumores llegaron a Roma, aun ante que a los oídos del rey Tiridates de Armenia, puesto que Diocleciano envió un mensaje al monarca para pedirle que matara a Gaiana y mandara a Hripsime de regreso a Roma, a menos que desease conservarla para su propio placer.
En seguida ordenó Tiridates que Hripsime fuese llevada a su presencia y, con gran magnificencia, dispuso un banquete en palacio para recibirla. Pero cuando los miembros de la delegación enviada por el rey llegaron al convento, Hripsime se puso en oración para que la librase Dios de aquel peligro y, al instante, se desató una tempestad de tal violencia, que los caballos de los cortesanos y sus jinetes huyeron a la carrera en completa confusión.
Al enterarse Tiridates del suceso y de que la doncella se negaba a acudir, ordenó que fuese llevada por la fuerza y, cuando por fin estuvo en su presencia, se sintió como hechizado por su belleza y, al momento, avanzó hacia ella con intenciones de abrazarla y besarla. Hripsime resistió con tanta energía los asaltos del monarca, que acabó por derribarlo al suelo.

Al verse en posición tan ignominiosa, Tiridates montó en cólera y mandó que la doncella fuese encarcelada. Sin embargo, durante la noche, consiguió escapar y regresó al convento.
Al día siguiente, al descubrirse que había huido, el propio rey llamó a sus soldados para que salieran a perseguirla y les ordenó que, donde quiera que la encontrasen, le dieran muerte, lo mismo que a las otras doncellas que la acompañaban. En el mismo convento se procedió a torturar a Hripsime a la que se asó en vida a fuego lento y, sobre la parrilla, se le cortaron uno a uno, todos sus miembros. Santa Gaina y las otras treinta y cinco doncellas sufrieron una muerte igualmente cruel. Santa Mariamne fue sacada a rastras de su lecho de enferma y desmembrada. Sólo una de las vírgenes, santa Nino, escapó de morir y, con el tiempo, se convirtió en la misionera que evangelizó a los habitantes de Georgia, en el Cáucaso.
La matanza tuvo lugar el 5 de octubre, fecha ésta en que se menciona a las mártires en la menología armenia. Una semana, después, el rey Tiridates recibió su merecido, porque se hallaba de cacería, cuando quedó transformado en un oso. San Gregorio el Iluminado que había estado encadenado durante quince años en un foso, rompió el encantamiento y devolvió su naturaleza al rey. Las vírgenes martirizadas se aparecieron a san Gregorio durante la fabulosa visión que tuvo en Etshmiadzin y, en torno a la gran iglesia de esa ciudad, hizo construir tres capillas en el lugar del martirio: Las iglesias de Santa Gayane, Santa Hripsime y Shoghakat.